lunes, julio 30, 2007

Victorinho

Desde hace unos dos años le traia ganas a una camiseta del Barça, pero la falta de recursos (o la codencia) no me permitía ese lujo. Hace unos dias cumplí años y ¡oh sorpresa!, que Wendy me la regala. No me lo esperaba asi que son de esos regalos que se disfrutan mucho. Aquí se las presento...

viernes, julio 13, 2007

Un pequeño resumen

Haciendo un resumen de los últimos dos meses, mas o menos el tiempo que he dejado de escribir en el blog (sólo porque el trabajo me ha absorbido y no me ha quedado tiempo, algún día seré jefe y podré como Marco escribir cada día y leer cientos de blogs…), resulta que fuimos a Chihuahua después de días de incertidumbre por la varicela de Ainhoa. Deberíamos volar el domingo 20 de mayo a las 9:30 P.M., pues ese mismo día por la mañana me llevé a Ainhoa a que la revisara un médico y si todo estaba bien que me diera un certificado en donde dijera que la bb estaba en condiciones de viajar y que no había posibilidades de contagio. Ya tenía más de una semana con la varicela, por lo que ya no debería ser contagioso, sin embargo era cuando más se le notaba. Tanto así que mientras esperaba en la clínica a que me pasaran a la consulta nos aislaron del resto de los pacientes.

¿Que probabilidad hay de que te consulte en Barcelona un médico mexicano buena onda cuando mas lo necesitas? Pues esa mínima probabilidad nos alcanzó ese día. Una doctora mexicana revisando a una bebé mexicana para que esta pudiera viajar a México. Y claro, obtuvimos la carta en donde declaraba que estaba en condiciones de viajar. Para no hacer la historia tan larga (no es pedrada Oscar), con un retraso de 12 horas debido a una tormenta iniciamos el viaje. Primera parada: Madrid. Estábamos en la sala de espera para tomar el vuelo Madrid-ciudad de México cuando llegan las glamorosas aeromozas de aeroméxico para esperar el abordaje. En cuanto vieron la condición de mi piltrafita bebé empezaron a cuchichear y poco después se nos acercó el hombre del mostrador pidiéndonos una carta responsiva, se la dimos, la vió y se la llevó para sacarle una fotocopia. Pasaron los minutos, y algunas de las agradables aeromozas estaban alrededor del hombre del mostrador comentando cosas de la dichosa carta, quizás dudaban de su autenticidad. Poco después el hombre nos regresó la carta amablemente. Ya en ese momento suponíamos que se había acabado el problema. Empezó el abordaje, y cuando estábamos por entrar al avión, la aeromoza que debe dar la bienvenida con una sonrisa, y que era una de las acosadoras, nos pidió la carta. Wendy ya la había guardado en alguna de las bolsas del equipaje de mano así que empezó a buscar por todos lados sin mucho éxito y mientras tanto una cola de pasajeros se acumulaba atrás de nosotros. La aeromoza se desesperó y nos dijo que pasáramos al asiento y que ya iría a pedírnosla. Pasaron los minutos y pensamos que ahora si ya estaba olvidado el caso, ya todos los pasajeros estaban en sus asientos cuando alguien de la tripulación preguntó si había entre los pasajeros algún médico, momentos después vinieron a nosotros la aeromoza y un médico que supongo, ya le habían enseñado la carta porque sólo observó un poco a Ainhoa y le dijo a la aeromoza que no había ningún problema para que pudiera viajar. Aún así a lo largo del vuelo, las aermozas en cuestión no dejaban de vernos feo. Pero no se les hizo que nos bajaran del avión, para suerte nuestra.

Disfrutamos mucho esas semanas en Chihuahua, sobretodo por la felicidad que Ainhoa da a los abuelos.